Descubre el poder transformador y sanador con obsidianas en las cuevas de Mount Shasta

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 Las Cuevas de Plutón en Mount Shasta son consideradas un sitio de gran poder energético y espiritual, envueltas en misterio y vinculadas con antiguas tradiciones chamánicas y esotéricas. Un lugar donde las energías telúricas son especialmente potentes. Las cuevas actúan como un conducto para esta energía, permitiendo que quienes las visitan se alineen con la frecuencia de la montaña y reciban su guía y protección.

El nombre “Plutón” hace referencia al dios del inframundo en la mitología romana, lo que sugiere una conexión con los reinos ocultos y la transformación interna. Muchas personas que visitan estas cuevas experimentan profundas revelaciones, sueños lúcidos y encuentros con energías ancestrales.

Se considera que estas cuevas son vórtices energéticos que permiten el acceso a otras dimensiones o realidades. Hay reportes de encuentros con guías espirituales, seres telúricos y energías lemurianas, que se dice resguardan los secretos ancestrales de la montaña.

Chamanes y guardianes espirituales utilizan estas cuevas para ceremonias de sanación, viajes astrales y meditaciones profundas. La combinación de la oscuridad, el silencio, junto con la energía presente de la obsidiana y las piedras volcánicas favorecen procesos de introspección y renacimiento del alma.

Las cuevas simbolizan un viaje al útero de la Madre Tierra. Entrar en estas cavernas es como ingresar a un espacio de retiro interno, donde se puede liberar lo viejo y emerger con una conciencia renovada. 

"Adentrarnos en estas cuevas y en otras alrededor de Mount Shasta es un viaje iniciático de profunda transformación interior. Como Sacerdotisa de María Magdalena, me siento honrada de guiar este proceso sagrado, en el que transitamos el ciclo de muerte y renacimiento, despertando la sabiduría ancestral que habita en nuestro ser."

— Patricia Carles

En muchas tradiciones espirituales, las cuevas son vistas como una representación simbólica del útero de la Tierra. En cuevas tan sagradas como éstas, se pueden realizar trabajos personales trascendentales asociados con el Divino Femenino, por lo que, honramos durante la trayectoria a la maestra ascendida María Magdalena, quien representa a la sacerdotisa de lo sagrado femenino, una figura espiritual y arquetipo vinculado con el ciclo de la muerte y el renacimiento, siendo las cuevas el espacio ideal para que ese proceso de transformación espiritual tenga lugar.

María Magdalena es considerada también como una guardian de la llama sagrada, una energía de transformación que ilumina el camino hacia el despertar espiritual. Las cuevas, muchas veces asociadas con el fuego (como el de la lava volcánica o el fuego interior de las iniciaciones), reflejan el proceso alquímico de purificación y transmutación del alma, similar a los ritos iniciáticos donde se encuentran con las sombras y se transforman.

Durante estos retiros iniciáticos, también se trabaja con el cristal volcánico de la obsidiana, que se encuentra en lugares como Mount Shasta y tiene un papel transformador durante estos encuentros, ayudando a cortar las energías negativas y a conectar con una visión más elevada. Aquellos que se sumergen en las cuevas con una intención clara pueden sanar, purificar y renacer espiritualmente.

Finalmente, al entrar en estas cuevas haciendo el trabajo interno personal y espiritual guiados por la llama Magdala, también se trabaja la resiliencia y el empoderamiento femenino. La cueva, siendo un espacio de protección, resguardo y transformación, es un lugar donde la energía femenina puede ser honrada, nutrida y expandida. Las cuevas en Mount Shasta son vistas como portales hacia el empoderamiento de la intuición y la conexión profunda con la tierra, lo que refleja la sabiduría ancestral que María Magdalena poseía como líder espiritual.